Actores

La RAE define el verbo “sobreactuar” como “exagerar el tono o actitud del personaje que un actor encarna o representa”.

Juan Vicente Herrera, Presidente de Castilla y León, destapó la caja de los truenos y, en un pis-pas,  puso a caldo al Ministro de Industria, canario él, y con una fobia manifiesta hacia los godos de Castilla. Lo acusó de “falta de sentimiento y de conocimiento, reflexión, alma y corazón”. Podría firmarlo el mismísimo Trío Los Panchos.

En pleno calentón llegó a hacerlo responsable de la pérdida de un puñado de parlamentarios populares en las últimas elecciones autonómicas.

Y ya, con la marcha metida, se lamentó del abandono que sufre Castilla y León por parte del Gobierno central y de que el inefable Presidente Rajoy no le hiciera ni puto caso. Y lo hizo con tal vehemencia, –“me siento abandonado  y maltratado por este Gobierno”– que me hizo pensar en esos actores de cuarta fila que intentan conectar con los espectadores con gestos ampulosos y poco naturales.

Todo esto venía por el rechazo del Grupo Popular de Senado a la enmienda del céntimo verde, para apoyar el carbón autóctono

.Vaya por delante que, aunque nunca lo he votado y, probablemente, nunca lo votaré, me cae bien el Presidente Herrera. Tiene aspecto de tipo corriente, nada engolado, que podría pasar perfectamente por el panadero del barrio o el taxista que nos hace el resumen de alta política todas las mañanas, mientras tomamos café. Un tipo normal.

Pero, si la sobreactuación no es buena en las artes escénicas, tampoco lo es en política porque se produce, en  ambos casos, una falta de credibilidad; el  espectador/ciudadano percibe el engaño. No es más que una farsa.

¿Cómo se entiende, si no, esa reacción  en alguien que tiene línea directa con Rajoy?

¿Ignoraba lo que iba a pasar en el Senado, teniendo en cuenta que el vicepresidente primero de la Cámara Alta es Juan José Lucas, propuesto como senador autonómico por él mismo?

Lo que no sé es cómo no lo ha fulminado, junto a la senadora autonómica Mar Angulo Martínez, por haber votado lo contrario a lo que proponían quienes los nombraron: Las Cortes  de Castilla y León.

En la política española ha habido grandes actores. Unos, como  Alfonso Guerra, nos han hecho  reír cuando, con su gracejo andaluz, decía las mayores burradas sin pestañear. Otros, como José María Aznar, nos han metido el miedo en el cuerpo cuando, con esa mirada torva, decía  aquello de “vais ladrando vuestro rencor por las esquinas” y  cosas parecidas.

Lo que echo en falta, realmente, es que el Presidente  Rajoy no imite a aquel actor genial y nos diga  de una vez: “Como alcalde vuestro que soy, os debo una explicación. Y esa explicación, os la voy a dar”.

¡Y nos la diera!

Print Friendly, PDF & Email