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El Alfar de Jiménez de Jamuz ha abierto este viernes el antiquísimo horno árabe para mostrar, por primera vez desde que Antonio Gaudí visitó la provincia para diseñar el Palacio Episcopal, los ladrillos que hoy forman parte del emblemático monumento de la ciudad. “Vamos a ver por primera vez el resultado de la ilusión puesta por parte del Palacio Gaudí y el Museo-Alfar para poder seguir promocionando el Palacio y estas profesiones que están en extinción aunque todavía se conservan en Jiménez de Jamuz”, señaló este viernes el director del Palacio Víctor Murias.
A través de un acuerdo firmado a finales del mes de mayo, Astorga cedió dos réplicas exactas realizadas por un artesano de Astorga al Museo-Alfar de Jiménez de Jamuz para recrear, en edición limitada, doscientos ejemplares “únicos” en el mundo de los ladrillos diseñados por el arquitecto catalán. La pasada semana se finalizaron doscientos ejemplares, cien de cada molde cedido, “realizados con el mismo barro y en el mismo horno que Gaudí eligió para los ladrillos del Palacio”, destacó el alcalde de Santa Elena de Jamuz, Jorge Fernández.
Antonio Gaudí llegó a Astorga con la idea de utilizar materiales de la zona y a los profesionales de la provincia para diseñar uno de los pocos edificios que el arquitecto tiene fuera de Cataluña. “Las personas no podrán llevarse el Palacio, pero sí un pedazo de él porque se trata de la misma manera de conservar los valores, la tradición y el arte”. Por el momento se desconoce el precio de salida y no se pondrán a la venta en el Palacio Episcopal y el Museo-Alfar hasta que no esté decidido el embalaje final de las piezas.
El maestro alfarero de Jiménez de Jamuz, Jaime Argüello Lombardero, ha sido el encargado de elaborar esta edición limitada con el mismo horno árabe, la arena y todos los elementos tradicionales que hacen de esta colección un elemento único. Este viernes, el maestro ha procedido a la apertura del horno, sellado con adobe y barro desde la semana pasada para mostrar al mundo los ladrillos auténticos del Palacio Gaudí. Con los ingredientes, los ladrillos se han elaborado con el minio de la época y dejando que los materiales se sequen a la sombra y al sol. Después de 10 horas de cocción y cuatro de templa se pueden sacar ya finalizadas las piezas de arte.
