José Pichel Andrés/DICYT La revista científica Tectonophysics acaba de publicar un estudio de la Universidad de Salamanca y de la Universidad de Utrecht (Países Bajos) que muestra la rotación que sufrieron las rocas de la comarca de La Cabrera, en León, hace unos 300 millones de años. Esta investigación añade nuevos datos que permiten reconstruir la evolución de una megaestructura tectónica denominada oroclinal, una curva en una cadena de montañas que se extiende desde el sur de las islas británicas y el norte de Francia hasta el oeste de la península ibérica.
Las rocas volcánicas que hoy se ven en La Cabrera se formaron hace 460 millones de años en los fondos oceánicos como consecuencia de la erupción de un volcán submarino, cerca del polo sur. Sus componentes se orientaron con la dirección que en aquel momento tenía el campo magnético terrestre, que va cambiando.
Unos 120 millones de años después se formó lo que se conoce como Orógeno Varisco, una gran cordillera montañosa causada por la colisión de los continentes Laurentia (en la actualidad, Norteamérica y Eurasia) y Gondwana (África, Sudamérica, India y Australia). Estos acontecimientos impregnaron una nueva señal magnética en las rocas estudiadas, ya que “se remagnetizan, vuelven a orientarse con respecto al campo magnético de ese momento”, explica a DiCYT Javier Fernández Lozano, investigador de la Universidad de Salamanca. En un principio, la cordillera tenía un trazado que iba de norte a sur, pero poco después sus montañas rotaron casi 60º hacia la orientación que tienen hoy en día, tal y como demuestra esta investigación.
Anteriormente, ya se habían realizado estudios similares en otros puntos de la Cordillera Cantábrica y en Salamanca, pero estos datos añaden información muy valiosa para los investigadores, que tomaron 320 muestras en distintos puntos del sureste leonés, la mayoría rocas volcánicas en el municipio de Truchas, “que pasan desapercibidas para los veraneantes que acuden a bañarse a esta zona”, apunta el geólogo, pero también rocas calizas que aparecen a lo largo de la comarca de la Cabrera entre Truchas y Ponferrada, como las que dan nombre a la localidad de Peñalba de Santiago, en plena sierra del Teleno.
Las muestras fueron analizadas en uno de los laboratorios de paleomagnetismo más prestigiosos del mundo, en la Universidad de Utrecht. “Gracias a estudios como éste, podemos seguir aportando información sobre las causas y los procesos que llevan a generar grandes cinturones montañosos curvados después de la colisión de dos continentes”, destaca.