Reportaje

130 años de Antonio Gaudí en Astorga

En 1889 comenzaron los trabajos para erigir el monumento que hoy supone uno de los emblemas más característicos de la ciudad bimilenaria cruce de caminos
Obras en las bóvedas en el sótano del Palacio. / Fotografía del archivo del Palacio de Gaudí

Apenas dos meses después de la llegada del obispo Juan Bautista Grau Vallespinós a la Diócesis de Astorga en 1886, un incendio destruyó el palacio episcopal. El nuevo prelado asturicense, originario de Reus, quiso entonces reconstruir un palacio. La ausencia de un arquitecto diocesano hizo que el obispo Grau decidiera confiar el diseño a un paisano suyo que ya había demostrado su genialidad: Antonio Gaudí i Cornet. A través de correspondencia, el arquitecto, sin siquiera haber visitado todavía Astorga, comenzó los primeros planos del edificio.

Juan Bautista Grau y Antonio Gaudí se conocían al menos desde 1879 cuando el obispo, que en ese momento ocupaba el cargo de vicario general de la archidiócesis de Tarragona, consagró el altar que el arquitecto Gaudí había diseñado para la capilla del Colegio Jesús-María de Reus. Tras el incendio, no es de extrañar que Grau pensase en Gaudí para la construcción del nuevo palacio episcopal de Astorga en 1886. La relación entre ambos se hizo muy estrecha, con largas conversaciones acerca del proyecto y cuestiones más trascendentales como la necesidad de adaptar la Iglesia a los nuevos tiempos. Conversaciones que marcaron el desarrollo personal y creativo del propio arquitecto cada vez más interesado en profundizar en su catolicismo.

Primeros diseños

Gaudí, acostumbrado a trabajar libremente, se topó entonces con la Diócesis. Tuvo que presentar ante la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando un proyecto cerrado. Acostumbrado a trabajar libremente y añadiendo detalles sobre la marcha, la institución madrileña obligó a Gaudí a introducir correcciones en su proyecto inicial de 1887, año en el que pensaba que iban a comenzar las obras.

No fue sino hasta 1889 cuando comenzó el verdadero trabajo de construcción del Palacio, retrasado debido a las exigencias de los organismos institucionales. El proyecto estaba pensado para ser finalizado en 1895, aunque se retrasaría más de una decena de años. orientado de sureste a noreste, el palacio se estructura a partir de una planta de cruz griega sobre la que se superpone un cuadrado con torres circulares en sus esquinas. Internamente se divide en cuatro niveles, a los que hay que sumar dos entreplantas, hasta el día de hoy no abiertas al público.

Los inicios del arquitecto coincidieron con el auge de la corriente neogótica con la reivindicación de las formas y estructuras medievales. Gaudí se propuso que el diseño del edificio fuera respetuoso con la historia de Astorga que había alcanzado una de sus etapas de mayor esplendor en la Edad Media. De igual manera, como la obra iba a ser domicilio del obispo de Astorga, quería que el palacio subrayase la importancia de la labor episcopal. De ahí la instención de Gaudí de colocar los tres ágeles portadores de los instrumentos del obispo en la cubierta para que fueran vistos desde la distancia y marcasen el camino hacia el palacio episcopal. La estructura diseñada por Gaudí se resuelve con muros de carga, pilares, bóvedas de crucería y arcos ojivales, en sintonía con el estilo medieval de las fachadas.

Primera piedra

Tal día como hoy, el 24 de junio de 1889, onomástica del prelado Juan Bautista Grau, se celebró la colocación de la primera piedra de las obras en el palacio episcopal. Unas obras que verían modificaciones a lo largo de la evolución del proyecto. Fue el obispo Grau quien planteó a Gaudí la posibilidad de usar piedra artificial para la construcción. Idea que el arquitecto rechazó porque ese tipo de material servía solo para edificios de poca importancia.

El arquitecto visitó las canteras de la región para elegir la más idónea. Fue el granito blanco del Bierzo, a 50 kilómetros de Astorga, el que llamó la atención del artista. En un homenaje a os castillos feudales, Gaudí rodeó el perímetro del palacio con un foso, fundamental para garantizar iluminación y ventilación del sótano. De acuerdo con el proyecto inicial, estaba previsto que fuera la planta baja la que se llenase con la actividad pública por lo que distribuyó en esta planta las estancias administrativas y de servicio.

Uno de los amteriales que más llama la atención del interior es la cerámica vidriada, procedente de los hornos artesanales de Jiménez de Jamuz. Fue el propio Antonio Gaudí quien diseñó los moldes que han caracterizado la forma interior del palacio e inclusó dejó algunas muestras que se pueden apreciar hoy en la tienda del palacio. Sin embargo, las cosas no fueron bien para el proyecto que cada vez se complicó más. Un punto de no retorno fue la muerte del obispo en 1893 tras herirse la pierna en una visita a la zona zamorana de la Diócesis asturicense. A la muerte de Grau, Antonio Gaudí diseñó su lápida sepulcral en la Catedral de Astorga. Comenzó a deteriorarse entonces la relación de Gaudí con la Junta Diocesana y ya no volvería para ver el Palacio terminado.

Tendrían que pasar años hasta la llegada en 1905 del obispo Julián de Diego y García Alcolea. El prelado se puso en contacto con el arquitecto de Reus para solicitar convencerle de que volviera a Astorga para terminar las obras. Pero Gaudí, inmerso ya en la obra de la Sagrada Familia, rechazó el trabajo. El obispo astorgano encomendó entonces la obra al arquitecto madrileño Ricardo García Guereta quien enfrentó el reto de finalizar la segunda planta a pesar de la inexistencia de los planos de su predecesor -podría ser que en su enfado Gaudí quemase los documentos a su marcha de Astorga-. García Guereta dirigió los trabajos hasta 1914 aunque nunca se ha utilizado como residencia episcopal.

Hoy se cumplen 130 años desde que comenzaron las obras en el Palacio de Gaudí, un edificio enclavado en el Camino de Santiago y en Astorga, punto de referencia de las antiguas vías romanas y medievales. Un emblemático monumento especial para los astorganos y que supone, además, uno de los tres edificios de Antonio Gaudí fuera de Cataluña. Lugar de paso “obligado” para peregrinos y turistas, pues en su interior acoge piezas procedentes de todos los lugares de la Diócesis de Astorga. Un palacio pensado como residencia episcopal diseñado por Gaudí y que conserva la práctica totalidad de los elementos del proyecto original.

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